Cuantas veces solemos ver a nuestros pequeños haciendo una u otra cosa repetidas veces que al final terminan quedando como parte de ellos, cuánto tiempo termina pasando entre que hacemos algo para salvar el momento y al día siguiente seguimos salvándolo y salvándolo que pasados los años nos damos cuenta que cuesta erradicarlo. Actos como meterse el dedo en la nariz o el pulgar en la boca (algo innato desde que están en la panza de mamá).
Hace 4 años y un poco más desde que nació mi primogénito que empezamos a sembrar su pequeña manía, bien dicen que nosotros somos los responsables de lo que suceda, al momento de calmarlo de cualquier llanto en brazos de papá no encontraba mejor idea que hacerle agarrar su oreja, será por que se lo dije, será por que a mí de pequeña me gustaba dormir agarrando la de mi padre, lo cierto es que ahora ese pequeño gesto (que funcionaba según nosotros) se volvió parte de él, nos coge el lóbulo para dormir, para dar un beso o simplemente para jugar; ya sé que no es gran cosa, pero es un distintivo de mi Rodrigo.
Y como para no quedarse atrás mi pequeño segundo se a salido con una propia que no recuerdo si se la enseñamos o apareció sola pues no deja de tocar mi rostro para dormir (sólo a la hora de la siesta) claro que no se lo toca a su papá por que a estas alturas ya razona y dice que es dura hahaha
Cierto es que manías o no, a veces cuestan erradicarlas, más aún si se tratan de obsesiones como el orden, la limpieza que ya son otro tema y otras muchas resultan ser pasajeras o son difíciles de cortar y modificar o simplemente se sustituyen por otras.
Y algunos de sus pericotes tienen estas pequeñas manías? ya me dirán :)
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