No te rías mamá

Estábamos camino a la clínica para el respectivo pinchazo anual de las vacunas, mi pequeñin no estaba consciente aún de lo que significa aq...

Estábamos camino a la clínica para el respectivo pinchazo anual de las vacunas, mi pequeñin no estaba consciente aún de lo que significa aquello, ya que justo le agarraba el resfrío cuando correspondía la fecha de vacunación, entonces lo postergaba y lo postergaba; hasta que llegó el día en que se encontraba súper sano y me dije que debía aprovechar todas las vacunas que faltaban (bien mala yo no?).

Llegamos a la clínica y aunque estoy segura que no recordaba su última dosis, creo que en el fondo presentía por que mamá le hacía sentar en sus piernas en actitud sospechosa (bueno ya le había explicado antes lo de la vacuna); siempre digo que la que más sufre soy yo, les debe pasar lo mismo con sus hijos no? y pasó lo que tenía que pasar, brazo derecho y brazo izquierdo con parchecitos, él en un mar de llantos, con los brazos mismo robot estirados, ya que no los quería bajar ni que nadie lo tocara, mucho menos para ponerse el abrigo que ya era hora de volver a casa bien inmunizado.

Fue entonces cuando lo senté en mis piernas a esperar que se calmara, lo veía y sonreía por que no me esperaba eso, esperaba que llorase lo normal, no que se pusiera en plan robot, más luego de esperar un buen rato riéndome sin querer de su actitud, comprendí amargamente que debía respetar a ese pedacito de mi vida, debía respetar su dolor, su angustia, su ansiedad quizás al no comprender por que mamá lo llevó a que le metieran esa aguja horrible en su cuerpito, recordé aquella frase...


Su dolor era tan igual o parecido al que quizás yo pudiera sentir por alguna otra cosa, no tenía por que minimizarlo sólo por que era pequeño.

Lo tomé en brazos, no lo obligué a ponerse el abrigo, lo saqué hasta la salida y utilicé mi última arma en casos extremos, ofrecerle un chupetín, no soy de compensar con este tipo de obsequios, pero creo que su valentía y quizás mi sentimiento de culpa por haberme reído del momento ameritaban una distracción, total de vez en cuando no nos hace mal un dulce :)


Una gran lección en la que mi pequeño hijo, me enseñó a darle el valor a todas las cosas, por mas pequeñas que parezcan.

Besisss

Vane

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